El Gobierno de Javier Milei le metió una patada al arancelazo y liberó de impuestos a los electrónicos importados. La movida apunta a cortar de cuajo con el curro de los sobreprecios locales y, de paso, hacer trizas el “turismo de compras” chileno. Resultado: en Osorno, Santiago y los free shops ya están sacando la calculadora y buscando argentinos con linterna.