CAME, esa entidad que siempre nos tira la posta (aunque a veces duela como patada en la canilla), soltó los números y la verdad es que la cosa está más fría que corazón de ex. ¿Regalos? Pocos. ¿Consumo? Menos. La gente, o está ajustadísima, o ya se avivó de que la patria no se hizo con tarjetas de crédito.
La situación es clara: mientras los políticos nos venden la moto del “crecimiento” y la “recuperación”, la calle habla otro idioma. El 1.7% de caída en las ventas anuales no es un error de cálculo, es la cruda verdad de lo que pasa en tu barrio, en el kiosco de la esquina y en el shopping que ahora parece pasillo de fantasmas. Y si a eso le sumamos que el ticket promedio subió a $41.302 (¡ojo! nominalmente) pero en la realidad, descontando la inflación galopante, se desplomó un escalofriante 8.9%, bueno… ahí tenés la foto completa. Menos plata en el bolsillo, menos compras, y papás con regalos que van desde el “cariño” hasta la “promesa a futuro”. 🔥💸🤡
¿El “ajuste” llegó a la parrilla familiar o solo es miedo a gastar?
Vamos a ser sinceros: ¿quién carajo está comprando caro si no llega a fin de mes? La narrativa oficial del “sinceramiento económico” nos está dejando con los bolsillos flacos y la heladera a dieta. Y no es solo el tema de la inflación, que te come el sueldo como piraña en río revuelto, sino la incertidumbre. La gente ya no se arriesga. ¿Comprar ese perfume de marca para papá o asegurarse las facturas de la luz? La ecuación es simple para la mayoría.
Muchos, los que antes despilfarraban en tecnología o indumentaria, ahora optan por el “detalle simbólico”. “Le compré un par de medias, porque lo importante es el gesto, viste”, te dice tu cuñado, con la culpa asomando por los ojos. ¡Claro que sí, campeón! El gesto… y que la tarjeta no quede en rojo.
- Menos gasto en ocio: ¿Salidas? ¿Cines? ¿Restaurantes? Adiós. La gente prefiere quedarse en casa, ahorrar y ver qué pasa con el dólar.
- Prioridad a lo básico: Comida, servicios, alquiler. Lo demás, es lujo.
- Compras con descuento: Si no hay promo, no hay compra. El “cazador de ofertas” es la nueva especie dominante.
Parece que el “modelo de austeridad” que tanto pregonan algunos ya lo adoptó la gente de prepo. Y la verdad es que, si seguimos así, el próximo Día del Padre vamos a estar regalando abrazos y promesas de un futuro mejor que nunca llega. ¿Será que esta es la “libertad” que nos prometieron? 🤔
La gran pregunta: ¿La culpa es de la crisis o del vivo que especula?
Y acá es donde se pone picante la cosa. ¿Es solo la inflación descontrolada la que nos tiene a maltraer o hay otros jugadores metiendo mano? Mientras los bolsillos se vacían, algunos vivos se la llevan en pala. Los precios suben sin ton ni son, y la excusa es siempre la misma: “la coyuntura”, “el mercado”, “la inflación importada”. ¡Por favor! Ya nadie se traga ese cuento de hadas.
- Precios sin control: ¿Por qué un mismo producto cuesta el doble en dos supermercados distintos? ¿Casualidad o avivada?
- El juego de la oferta y la demanda: Cuando la demanda cae, los precios deberían bajar. Pero acá, parece que la lógica de mercado tiene vacaciones eternas.
- El fantasma de la especulación: ¿Están guardando stock? ¿Están esperando una nueva devaluación para remarcar de nuevo? El pueblo ya está cansado de ser el que paga los platos rotos.
La verdad es que, más allá de los números fríos de CAME, lo que se siente en la calle es una mezcla de resignación y bronca. Resignación por la situación económica, y bronca por ver cómo algunos se hacen la américa mientras el resto la pasa canutas.
¿Vos le creés a estos números o ya estás guardando screenshots para el escrache? ¿El Día del Padre se volvió un lujo para pocos o es la oportunidad para demostrar que el amor es más barato que un asado con achuras premium? ¡Contanos!