Mientras el país se prende fuego, la dirigencia política —de todos los colores y con chancletas de diseñador— arma el futuro entre licuados, mojitos y rosca judicial a orillas del mar. Pinamar: donde el poder se broncea y conspira.
Mientras el país se prende fuego, la dirigencia política —de todos los colores y con chancletas de diseñador— arma el futuro entre licuados, mojitos y rosca judicial a orillas del mar. Pinamar: donde el poder se broncea y conspira.