El último DNU que eliminó el feriado de Güemes pasó casi desapercibido. Pero no es un hecho aislado: es otro capítulo del nuevo manual de gobierno Milei-style, donde el Congreso quedó como un mueble viejo en un rincón. Lo que está pasando no es solo “más eficiencia” ni “hacer lo que hay que hacer” —es, lisa y llanamente, gobernar por decreto.