Mientras Villa Gesell prioriza a sus trabajadores municipales y paga los salarios municipales completos, Pinamar fracciona los sueldos y debe un 6% no remunerativo, generando conflicto gremial y malestar. ¿Se trata de un ajuste presupuestario o de mala administración local? En un escenario de caída en la coparticipación bonaerense, Gesell responde con gestión, mientras Pinamar enfrenta protestas. ¿Cuál modelo elegirías?
Por Dante Villegas – Ensobrados.com.ar
Mientras Villa Gesell paga sueldos a término, Pinamar los fracciona. La postal de la costa bonaerense no podría ser más desigual. En tiempos de ajuste y recorte, la diferencia entre una administración ordenada y otra que se escuda en excusas queda al desnudo.
El tema salarios municipales Pinamar volvió al centro del debate, y no es para menos. En una región que depende del turismo estacional y la coparticipación, los municipios deben hacer equilibrio entre ingresos, gastos y obligaciones. Sin embargo, la realidad muestra que no todos hacen lo mismo con los mismos recursos.
En Villa Gesell, los sueldos municipales se pagaron completos y en tiempo. Solo quedó pendiente el pago a médicos por una cuestión administrativa, pero sin protestas ni medidas gremiales.
En Pinamar, en cambio, los trabajadores reciben sus salarios en cuotas. Ya no se trata de retrasos excepcionales: es un método sistemático de fragmentación del salario que golpea directamente a quienes menos ganan.
Un trabajador lo resume con ironía amarga:
“Acá no hay plata… pero para los contratos amigos siempre hay”.
Municipio | Pago de salarios | Deudas | Medidas gremiales |
---|---|---|---|
Villa Gesell | Sueldos al día (salvo médicos) | Ninguna | Ninguna |
Pinamar | Sueldos fraccionados | 6% no remunerativo adeudado | Retiro de colaboración |
Mientras Pinamar habla de ajuste, Gesell muestra que se puede gestionar con orden. Y eso enciende una pregunta inevitable:
¿Dónde está la plata de Pinamar?
La explicación oficial repite una y otra vez el mismo libreto: la crisis de coparticipación. Pero esa narrativa se cae cuando se compara con Gesell, que tiene menor recaudación por turismo y aún así cumple con sus empleados.
Además, en Pinamar los funcionarios políticos cobraron sus sueldos completos y sin demoras, mientras que auxiliares, administrativos, personal de calle y obreros siguen esperando el saldo de lo trabajado.
Frente a esta situación, el Sindicato de Trabajadores Municipales de Pinamar activó medidas concretas:
Presentó una denuncia formal ante el Ministerio de Trabajo.
Inició retención de tareas de 2 horas diarias, bajo la figura de “quite de colaboración”.
Anticipó una escalada del conflicto si no hay respuestas inmediatas por parte del Ejecutivo local.
Un delegado sintetizó el hartazgo:
“Nos quieren acostumbrar a cobrar migajas. Pero esto no es normal ni legal.”
La tensión va en aumento y, si el municipio no toma decisiones urgentes, el conflicto podría derivar en paros totales de actividades en áreas sensibles.
En Villa Gesell, el intendente Gustavo Barrera mantiene una política de austeridad interna que prioriza el cumplimiento de las paritarias. Sin alardes, con limitaciones, pero con salarios al día.
En Pinamar, en cambio, la gestión del intendente Juan Ibarguren parece más enfocada en sostener gastos operativos, contratos externos y cargos jerárquicos, que en garantizar el salario del empleado de base.
El contraste indigna:
🔹 Gesell ajusta arriba.
🔹 Pinamar ajusta abajo.
La pregunta que resuena en pasillos y redes sociales es simple:
¿Por qué siempre el ajuste cae sobre los trabajadores y nunca sobre los funcionarios?
No es solo una cuestión económica, sino política. Pinamar atraviesa una crisis de credibilidad. El relato del “no hay plata” ya no convence, sobre todo cuando los sueldos de la planta política se cobran sin inconvenientes y los gastos en comunicación o eventos siguen intactos.
Lo que está pasando entre Pinamar y Gesell no es solo una comparación contable. Es una disputa de modelos de gestión. Uno que privilegia el salario y el orden administrativo, y otro que se escuda en la crisis para ajustar donde más duele.
Pinamar debe explicar por qué no puede —o no quiere— hacer lo mismo que Gesell.
Y más importante aún: debe decidir si va a seguir pateando el conflicto o si se va a sentar a resolverlo.
Firma: Dante Villegas
Desde la costa bonaerense, donde el ajuste lo pagan los trabajadores… nunca los intendentes.