Una abogada porteña, de esas que eligen Cariló para "desconectarse", se despertó con la sorpresa de que le habían afanado todo. Pero ojo, esto no es solo el cuento de la buena pipa; es la radiografía de cómo la delincuencia se pasea por el barrio top mientras algunos miran para otro lado. ¿Es Cariló el nuevo paraíso de los pungas con título? 🤡
La víctima, una letrada de 60 años, se la estaba pegando en una casita en Boyero al 2000 el sábado 14 de junio. Uno se imagina la escena: despertarse, estirar la pata y de repente, ¡boom! Se esfumaron las notebooks, la guita y hasta la ropa. No era precisamente un rancho, sino una de esas casas temporales donde el metro cuadrado vale oro. Y sí, la dama es de CABA, lo que no extraña a nadie: los chetos veranean donde la seguridad se supone que es VIP, aunque la realidad pinte otro cuadro.
¿Qué se llevaron los cacos? Agarrate Catalina:
La cana y la justicia, con la presión mediática o vaya uno a saber por qué, se movieron rápido. ¿Será que si te roban un celular en la villa no hay tanta celeridad? 🤔 Solo preguntamos…
La investigación no tardó en dar con dos “sospechosos” de Villa Gesell. Uno de 34, y el otro, un pibito de 15. Sí, leíste bien: ¡un menor! 💸 Esto nos lleva a pensar: ¿es una nueva camada de “ninjas” del choreo o simplemente la desesperación los lleva a cruzar de vereda?
El primer allanamiento fue en Paseo 118 al 1200. ¿Qué encontraron? Pues, la campera North Face que la abogada seguramente compró en su último viaje a Miami, una mochila y un iPhone 8 Plus. ¡Qué eficiencia! La tecnología al servicio de la recuperación, aunque no de la prevención.
Pero la historia se puso jugosa. Los sabuesos siguieron metiendo mano y dieron con dos allanamientos más. El primero, en Paseo 111 y Avenida 29, arrojó un mísero celular Motorola. Poca cosa. Pero el segundo, en Avenida 29 entre Paseos 108 y 109, reveló el gran misterio.
En el patio trasero, como si fuera una escena de Breaking Bad, ¡una bolsa de nylon enterrada! 🔥 ¿Y qué había dentro de este “cofre del tesoro” del crimen?
Estos son los elementos que, según la policía, “podrían haber sido utilizados para cometer el ilícito”. ¡No me digas! ¿Un pasamontañas y guantes para plantar flores? 🤡
Acá es donde la cosa se pone picante. Como había un menor de por medio, el caso pasó al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. ¿Y qué hicieron con el pibito? Le notificaron la formación de una causa por encubrimiento. Sí, ENCUBRIMIENTO. “Es que el pobrecito no sabía, solo guardaba las cosas”, deben haber dicho. ⚖️
Según el artículo 60 del Código Procesal Penal, el encubrimiento es cuando… bueno, cuando encubrís. Pero la pregunta del millón es: ¿hasta cuándo los menores van a ser la excusa perfecta para bajar la pena? ¿No es hora de que la ley ponga las cosas claras y deje de hacerle ojitos a la delincuencia juvenil que está cada vez más organizada y menos “inocente”?
Mientras tanto, la abogada recuperó algunas cosas, pero la sensación de inseguridad en Cariló, esa que se vende como “oasis de tranquilidad”, se fue al tacho.
¿Vos creés que estos “descuidos” en la seguridad de Cariló son casualidad o una muestra de que el negocio de la tranquilidad es solo una fachada? ¿O ya estás guardando screenshots para el escrache? Comentá abajo y decí la tuya.
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