La frase no deja lugar a dudas: “NO ODIAMOS LO SUFICIENTE A LAS BASURAS PERIODISTAS (90%)”. Así, sin filtro, sin contexto, sin responsabilidad institucional, el presidente Javier Milei volvió a cruzar una línea peligrosa: la de la incitación al odio desde el poder.
Por Dante Villegas – Especial para Ensobrados
En esta nota analizamos cómo este tipo de mensajes no son simples opiniones personales, sino actos graves que socavan la democracia, ponen en riesgo a periodistas y constituyen posibles delitos según la legislación argentina e internacional. “Milei incitación al odio” no es solo una tendencia en redes: es una alarma que suena cada vez más fuerte.
El 19 de junio de 2025, desde su cuenta oficial de X (antes Twitter), el presidente publicó lo siguiente:
“NO ODIAMOS LO SUFICIENTE A LAS BASURAS PERIODISTAS (90%)”.
El tuit fue acompañado de un retuit a un video donde se critica la cobertura de una conferencia de prensa del vocero presidencial, Manuel Adorni. El mensaje no solo ataca a un sector específico de la sociedad —los periodistas— sino que sugiere que el odio hacia ellos no es suficiente, como si debiera incrementarse.
NO ODIAMOS LO SUFICIENTE A LAS BASURAS PERIODISTAS (90%) https://t.co/so5N5dl5ka
— Javier Milei (@JMilei) June 19, 2025
El problema no es solo el tono —que ya es violento de por sí— sino el contenido explícito de incitación al odio. Milei, como presidente, tiene una responsabilidad institucional: sus palabras no son solo opiniones, son actos de gobierno.
Pedir, sugerir o celebrar el odio hacia periodistas no solo alimenta la violencia simbólica, sino que puede traducirse en hechos concretos: ataques físicos, amenazas, hostigamiento digital, cancelaciones y censura.
Según el artículo 212 del Código Penal argentino, “será reprimido con prisión de uno a seis años, el que públicamente incitare a la violencia colectiva contra grupos de personas o instituciones”.
Y según la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la libertad de expresión no protege mensajes que inciten al odio o a la violencia.
Cuando el presidente de la Nación dice que “no odiamos lo suficiente a las basuras periodistas”, está abriendo la puerta a que ese odio se concrete.
La estrategia de deslegitimar al periodismo no es nueva. La usan los autoritarios cuando no pueden controlar la narrativa. Convertir al periodismo crítico en enemigo es una forma de debilitar la democracia. Y eso es lo que está haciendo Javier Milei con cada insulto, cada ataque y cada tuit cargado de desprecio.
Porque no se trata de una crítica puntual o un enojo legítimo. Se trata de una campaña sistemática que busca instalar que los periodistas son mentirosos, corruptos, cómplices o “basuras”.
Desde Ensobrados no vamos a callarnos. Denunciamos con todas las letras: Milei está incitando al odio contra periodistas, y eso es inaceptable en una democracia.
La prensa no está para agradar. Está para preguntar, cuestionar, investigar y exponer. A veces se equivoca, a veces molesta. Pero eso no justifica el linchamiento público, ni el discurso de odio, ni mucho menos que el primer mandatario se convierta en instigador de violencia simbólica.
Hoy es contra los periodistas. ¿Mañana contra quién?
Cuando el presidente de la Nación declara que no se odia lo suficiente a un grupo de trabajadores, está rompiendo el pacto democrático más básico: el respeto. No es libertad de expresión. Es una señal de alarma.
Desde este medio, denunciamos y alertamos: Milei y su incitación al odio no deben naturalizarse. La democracia no se defiende con insultos, ni con trolls, ni con campañas de desprestigio. Se defiende con datos, con debate, con periodismo. Y con la verdad.