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Hospital Villa Gesell Ampliación: ¿Obra o Puro Relato?

Hospital Villa Gesell ampliación

🏥 Hospital villa gesell ampliacion: nuevo, relato viejo: cuando la salud también se maquilla

Por Martina Ríos – Especial para Ensobrados.com.ar

En Villa Gesell, la salud pública está en obra. Literalmente. El Hospital “Arturo Illia” atraviesa una ampliación millonaria que promete más camas, mejores instalaciones, consultorios nuevos y hasta dos ascensores flamantes. La apuesta es clara: mostrar que se invierte, que se prioriza lo humano, que se cuida al vecino con más infraestructura. Todo eso está bien. Muy bien. Pero una cosa es la obra, y otra muy distinta es el relato.

Porque en tiempos donde el ajuste golpea hasta en la guardia, donde los hospitales se quedan sin insumos o médicos se bajan de las guardias por agotamiento o sueldos miserables, un municipio que saca pecho por poner “mil millones con fondos propios” merece una doble lectura. Y sí, también merece preguntas.

¿Qué se amplía? ¿Y qué se oculta?

El parte oficial dice que se está ampliando la guardia, sumando doce habitaciones con baño privado, agregando un ascensor para camillas y renovando toda el área de internación. También se destaca una enfermería nueva, mejoras en los desagües, circuitos sanitarios para evitar contaminación cruzada, y trabajos de accesibilidad. Todo eso es necesario. Lo que sorprende no es la obra, sino el tono épico con que se la narra.

La gestión municipal lo presenta como una “transformación histórica” financiada íntegramente con recursos locales. No hay coparticipación, no hay ayuda provincial ni nacional. Mil millones salidos del presupuesto propio, como si eso fuera garantía de transparencia o eficiencia. El problema es que eso, más que una virtud, es una puerta abierta a la opacidad.

¿Dónde está la licitación pública? ¿Cuánto costaba originalmente la obra? ¿Cuántas redeterminaciones de precios se hicieron? ¿Qué empresa ganó y qué vínculos tiene con el poder local? ¿Qué área del presupuesto se ajustó para liberar semejante cifra?

No hay muchas respuestas. Sí hay muchas placas en redes sociales. Y eso ya nos debería dar una pista.

El hospital como bandera

En Gesell, el hospital siempre fue más que un centro de salud: es también una bandera política. Desde los tiempos del recordado intendente Baldo hasta hoy, cada intendente supo que el “Arturo Illia” es un lugar donde se gana o se pierde prestigio. Lo sabe Gustavo Barrera, que ahora va por el discurso de “cuidar sin ayuda”, como si el abandono fuera virtud.

Pero cuidado: un hospital que crece no siempre implica una salud que mejora. Porque entre las paredes recién pintadas y las salas con cerámicos nuevos, también hay una realidad que sigue sin cambiar: médicos con contratos precarios, falta de especialistas, turnos que tardan semanas y enfermeros que hacen doble turno porque no hay reemplazo.

Y lo más importante: no hay cifras claras sobre el impacto de esta obra en la calidad de atención. ¿Cuántos pacientes más se van a poder atender? ¿Cuántas cirugías se hacen por mes? ¿Cuántos profesionales se sumaron desde que empezó la ampliación? ¿Cómo está el índice de satisfacción de los usuarios?

Sin esos datos, el cemento es relato.

El ajuste está, pero no se ve

Mientras el municipio muestra el hospital como símbolo de compromiso, en otras áreas se siente el ajuste: la Casa de la Cultura funciona con lo justo, los jardines municipales tienen problemas de mantenimiento, y los comedores escolares dependen de rifas y donaciones para cubrir lo que no alcanza. Y eso también es política de salud, aunque no se vea en un plano de obra.

Porque salud no es solo un quirófano nuevo: es que haya pediatra a la noche, que la ambulancia llegue a tiempo, que el médico de guardia no se tenga que bancar 12 horas con un solo enfermero.

No todo es marketing, pero…

No hay que caer en la trampa de pensar que toda obra es maquillaje. Hacer infraestructura también salva vidas. Tener un hospital moderno, seguro y accesible es parte de garantizar derechos. Pero si la inversión no viene acompañada de una mejora real en la atención, si se convierte en campaña antes que en política pública sostenida, el riesgo es confundir salud con escenografía.

En Gesell, la obra del hospital es necesaria. Pero también es útil para el poder. Lo que falta es que, además de ampliarlo, se lo habite con más médicos, más insumos y mejores condiciones laborales. Porque un quirófano nuevo sin anestesista no es progreso: es un set vacío.

La salud se construye con paredes, sí. Pero sobre todo, con gente adentro que pueda trabajar y atender con dignidad. Y eso, por ahora, no figura en el parte de prensa.

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