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Cuando la política es un asunto de familia en La Costa

En el HCD de La Costa, la "nueva política" recicla las viejas mañas: concejalas que enchufan a sus hijas como asesoras. El apellido vale más que el CV.

Hijas, casta y el HCD de La Costa: Cuando la “meritocracia” es familiar

Ah, La Costa. Ese remanso de paz donde la política, como las olas, siempre trae sorpresas. Y no precisamente las que uno desearía encontrar en la arena. Lo último en el Honorable Concejo Deliberante es un manual de estilo sobre cómo reciclar la “casta” con la pátina de la “nueva política”. Porque, seamos francos, ¿qué es más argentino que un cargo público para la prole?


Nepotismo de exportación: El “talento” que no conoce fronteras

El grito en el cielo lo pegaron desde La Libertad Avanza, esos puristas de la motosierra que, a veces, le dan al clavo. Las protagonistas de esta tierna historia familiar son las concejalas Evangelina Cordone y Mónica Correa, ambas de la prestigiosa (y ahora, al parecer, muy generosa con el ADN propio) Juntos por el Cambio. ¿El escándalo? Designaron a sus hijas, sí, a sus propias hijas, como asesoras legislativas. Un festival de endogamia que haría ruborizar hasta al más pintado caudillo de provincia.

Vamos a los datos que, como siempre, son más duros que la realidad:

Las “nuevas” asesoras: Un CV tan transparente como un pantano

  • Melina Abril Moya Cordone: Hija de Evangelina. El detalle jugoso: vive en Mar del Plata. Uno se pregunta cómo asesora a un Concejo Deliberante en La Costa si su radio de acción es la Feliz. ¿Teletrabajo con viáticos? ¿O es una asesora espiritual a la distancia? Además, su currículum en gestión pública es, digamos, un misterio. Inexistente, para ser precisos.
  • Rocío Romanazzi Correa: Descendiente de Mónica. Acá, la designación fue tan silenciosa como un ninja: sin concurso público. Su experiencia, otro enigma digno de Sherlock Holmes. Nadie sabe, nadie contesta. Lo que sí sabemos es que ahora le pagan con la nuestra.

El chiste se cuenta solo: días antes de esta joyita de la administración familiar, ambas concejalas se sacaban la foto sonrientes con Eugenia Talerico, la misma que se erige como bandera anticorrupción. Hablaban de “transparencia” con la cara de póker más grande de la historia, mientras el nepotismo florecía en sus propios despachos. Hay que tener pasta para eso.


La hipocresía PRO: El arte de criticar lo que se imita

La escena es digna de una comedia negra. Esos mismos que se llenan la boca hablando de “la casta”, de la necesidad de “transparentar” y de “terminar con los privilegios”, son los primeros en sentar a sus cachorros en la teta del Estado.

  1. Combaten la “casta” ajena, pero la propia la apañan. El doble estándar es la moneda corriente.
  2. Exigen ética a los de enfrente, pero la vara para los propios es más flexible que el elástico de una bombacha vieja.
  3. Denuncian el “nepotismo K” (que existe, y mucho), pero el “nepotismo PRO” es apenas “un derecho adquirido” de la familia.

Si esto no es doble discurso, entonces la palabra “hipocresía” debería ser borrada del diccionario.


La Libertad Avanza pide pista (y decencia)

LLA La Costa: ¿Oposición de Cartón o Socios Encubiertos del Poder?

Desde el espacio libertario, que a veces tiene la virtud de señalar lo obvio, no se quedaron callados. Piden:

  • La renuncia inmediata de las asesoras con parentesco.
  • Un sumario administrativo para investigar cómo diablos llegaron a esos cargos.
  • Una reglamentación clara para que la próxima generación de políticos no herede un cargo como quien hereda un terreno.

La frase lapidaria: “Los cargos públicos no son herencia familiar”. Elemental, mi querido Watson. Pero parece que algunos necesitan un recordatorio constante.

¿Y ahora qué? El show debe continuar

Lo que sigue es el manual de procedimiento habitual:

  • Pedido formal de explicaciones en el HCD. Habrá caras de indignación y manos alzadas, pero el circo ya está montado.
  • Posible investigación por malversación de fondos públicos. Eso suena a música celestial, pero la realidad es que estas cosas suelen quedar en la nada.
  • Presión vecinal para que estas señoras den la cara. Los vecinos tienen más dignidad que muchos de sus representantes.

¿Corrupción o “un derecho” de los políticos? La pregunta es retórica, ¿no? En este país, el nepotismo es parte del folclore.

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