Hoy, 2 de junio, celebramos el Día Nacional del Bombero Voluntario en Argentina. Pero más que una fecha, es una oportunidad para agradecer, visibilizar y rendir homenaje a quienes arriesgan su vida por los demás, muchas veces sin recibir nada a cambio más que el orgullo de servir.
La historia del bombero voluntario argentino comenzó un día como hoy, pero en 1884, cuando un grupo de vecinos del barrio de La Boca, en Buenos Aires, fundó el primer cuerpo de bomberos voluntarios del país, al grito de “¡Queremos ser útiles!”. Desde aquel gesto solidario y espontáneo, se tejió una red de más de 1.100 cuarteles distribuidos en toda la Argentina, integrados por más de 45.000 hombres y mujeres.
Detrás del uniforme y del casco hay personas que tienen familia, trabajo, sueños. Que interrumpen cenas, madrugadas o cumpleaños para correr a apagar un incendio, rescatar a alguien atrapado o asistir a una emergencia climática. Lo hacen sin sueldo, sin horarios, sin garantías. Lo hacen por vocación, por humanidad, porque saben que ser bombero es estar donde más se necesita, cuando más se necesita.
Incendios forestales, accidentes viales, inundaciones, derrumbes, emergencias sanitarias. Están en cada rincón del país, desde el corazón de Buenos Aires hasta la profundidad del monte chaqueño. Y están siempre. Aunque falte presupuesto, aunque no tengan equipamiento nuevo, aunque arriesguen la vida sin tener cobertura. Porque cuando suena la sirena, no hay dudas. Hay acción.
No alcanza un día al año para agradecer tanto compromiso. Por eso este homenaje no es solo un reconocimiento simbólico. Es también un llamado a los gobiernos, a la sociedad, a los medios: los bomberos voluntarios necesitan recursos, formación, infraestructura, leyes que los protejan. No puede haber un país que los aplaude pero no los cuida.
Gracias por estar. Gracias por no dudar. Gracias por cuidarnos sin pedir nada.
Hoy y siempre, honramos su valor, su entrega y su ejemplo.
💛 ¡Feliz Día del Bombero Voluntario Argentino!