La Costa: De Jesús vende renovación, pero recicla poder

DanteLa CostaHace 2 días129 Vistas

En La Costa te prometen renovación, pero te reciclan lo de siempre. Gabriela Demaría encabeza la lista del oficialismo bendecida por Juan de Jesús. ¿Cambio real o disfraz electoral?

La falsa renovación de La Costa: ¿y si el cambio era volver?

En el distrito costero de Buenos Aires, donde el apellido De Jesús gobierna con distintas formas desde hace décadas, la palabra “renovación” volvió a aparecer en campaña. Pero esta vez, más que una promesa, suena a un mal chiste contado con cara seria.

Juan de Jesús, histórico barón del Conurbano recostado sobre el Atlántico, publicó en sus redes la flamante candidatura de Gabriela Demaría al Concejo Deliberante. La describió como “una mujer excepcional”, con títulos, trayectoria y compromiso con el distrito. Todo muy lindo… pero nada nuevo.

La apuesta del oficialismo es Gabriela Demaría, exsenadora, exfuncionaria, profesora y abogada que vive hace más de 30 años en el distrito. Todo muy respetable, salvo que ella también forma parte del mismo esquema de poder que viene administrando —y administrándose— desde hace generaciones. El slogan de campaña podría ser: “Renovar sin cambiar nada”.

¿Dónde está el recambio real? ¿Dónde están los nuevos cuadros políticos? La renovación de verdad implica soltar el poder, abrir las puertas y oxigenar la gestión. Acá, lo que hay es una reconfiguración interna del clan De Jesús, que acomoda piezas sin ceder el tablero. Gabriela puede tener sus propios méritos, pero no fue elegida por asamblea popular: la bendijo el dedo de siempre.

En las calles de Mar de Ajó y San Bernardo ya no se discute si gana el oficialismo, sino cuántos lugares más ocupará. En un distrito donde el peronismo saca chapa de invicto, lo que falta es competencia y alternancia. Los vecinos no votan un plan de gobierno, votan a la maquinaria que se recicla cada cuatro años.

Demaría, además, no es una outsider ni una cara nueva. Viene del Senado bonaerense, donde representó al oficialismo durante años. Estuvo en cada foto de entrega de subsidios, en los actos con el entonces gobernador Kicillof, y ahora regresa al llano como candidata local. No es la excepción, es la regla: funcionarios que nunca se van del poder, solo bajan de nivel.

El mensaje de campaña publicado por Juan de Jesús tampoco se guarda nada: “Este 7 de septiembre votá por defender las obras, los puestos de trabajo, la educación y salud pública, frente a un Gobierno Nacional al que nada le importa nuestro estilo de vida y nuestra gente”. Traducido: “Nosotros somos el Estado, ellos son el caos”. Una dicotomía clásica, cómoda, y cada vez más gastada.

La realidad es otra. Los jóvenes se van del distrito por falta de oportunidades, el empleo privado escasea, la inseguridad crece y los hospitales públicos colapsan cada verano. Y cuando hay críticas, los micrófonos se apagan o los periodistas se corren. Porque el que cuestiona, queda afuera de la pauta.

¿Qué se renueva realmente en La Costa?

Nada. Solo cambian los carteles. La lapicera sigue en las mismas manos. La lista que encabeza Gabriela Demaría no fue producto de una interna, ni de una asamblea de vecinos, ni de la militancia joven: fue armada en una cocina política donde el plato principal siempre es el poder.

La política local en La Costa se parece cada vez más a un feudo maquillado de democracia. Te ofrecen cambio, pero te dan más de lo mismo. Como diría Dante Villegas: “Es el mismo vino, en la misma botella, pero con una etiqueta que dice ‘fresco’”.


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