¿Asistencia o campaña encubierta? El video de Bonnet reaviva el debate sobre el clientelismo político en La Costa. Te mostramos el trasfondo real.
Una mirada más allá del escándalo de los bolsones en San Clemente
La denuncia hecha por Dante Villegas con el video publicado por el periodista Carlos Gonzales esta semana puso en el ojo de la tormenta al concejal Pablo Bonnet, a raíz de un video donde se lo ve recibiendo bolsones de comida en su local partidario. ¿Es esto un acto solidario genuino o una maniobra electoral encubierta? Desde Ensobrados decidimos ir más allá del grito y la acusación.
Spoiler: la línea entre ayudar y condicionar es más fina de lo que parece.
Una camioneta, bolsones de comida, membranas y varios chicos observando desde la vereda. La imagen fue potente, y Dante Villegas no dudó en calificarla como “prebenda electoral”. La filmación recorrió grupos de WhatsApp, Facebook y TikTok más rápido que cualquier spot de campaña.
Pero ¿qué se ve realmente? ¿Un delito? ¿Una movida política sucia? ¿O simplemente una acción social filmada en el peor momento? La clave, como siempre, está en el contexto.
El propio Bonnet respondió en redes con un dato que muchos olvidaron: asegura haber entregado más de 450 viandas semanales durante todo el año. Lo hizo con recursos propios, desde su local y —según sus defensores— sin pedirle nada a nadie.
Vecinos salieron al cruce de la nota de Villegas con un argumento repetido: “Bonnet ayuda todo el año, no solo en elecciones”. Y lo cierto es que en San Clemente nadie desconoce la movida solidaria del concejal.
Entonces, ¿por qué ahora es noticia?
La respuesta está en la combinación de factores. En plena campaña electoral, cualquier gesto puede leerse en clave política. Y cuando hay recursos —alimentos, materiales de construcción— que podrían estar saliendo del Estado, el tema deja de ser ético para convertirse en legal.
Gonzales sugiere que los bolsones no provienen del bolsillo de Bonnet, sino del municipio. Pero hasta ahora, no presentó una sola documentación que lo respalde. Solo el video, que puede impresionar, pero no prueba la procedencia de los bienes.
Muchos en San Clemente saben que hay otros concejales, funcionarios y referentes políticos que también hacen asistencialismo territorial. Algunos lo hacen en silencio, otros con bombos y cámaras. ¿Por qué nadie habla de ellos? ¿Por qué solo Bonnet aparece en la mira?
La política local es un juego de poderes, lealtades y viejas rivalidades. La denuncia de Villegas parece más un capítulo de esa novela que un intento real por mejorar la transparencia.
En la sección de comentarios del portal y en las redes, las posturas se polarizaron. Algunos gritan “clientelismo”, otros defienden la ayuda como un derecho ante la ausencia estatal.
Lo que queda claro es que hay miles de vecinos que dependen de esas viandas, bolsones o chapas. Y si no se las da Bonnet, ¿quién las da? ¿Dónde está el Estado cuando no hay campaña?
🟥 Dante responde:
Sí. Es la forma más básica de clientelismo: usar alimentos como moneda política. El timing no miente. Si querés ayudar, hacelo desde una institución, no desde un local con tu nombre y tu cara pegada en la puerta.
🟦 Martina responde:
No siempre. Ayudar en campaña no te convierte automáticamente en cliente o verdugo. Si esa ayuda existe hace meses o años, no puede ignorarse solo porque ahora hay elecciones.
🟥 Dante:
Entonces hay doble problema: uso indebido de recursos públicos y manipulación de los necesitados. Eso amerita denuncia formal. Porque si el municipio banca eso y se hace campaña con comida del pueblo, es corrupción.
🟦 Martina:
Primero, hay que probarlo. Hasta ahora nadie mostró facturas, remitos ni lotes estatales. El video genera sospechas, pero no es prueba. Cuidado con instalar condenas sin evidencia.
🟥 Dante:
¡Obvio que sí! Y nadie los denuncia porque están todos metidos en el mismo barro. Pero que muchos lo hagan no lo convierte en algo aceptable. Si queremos cambiar algo, empecemos a señalar sin miedo.
🟦 Martina:
Eso mismo. Entonces señalá a todos. No solo a Bonnet. ¿Dónde están las cámaras cuando otros funcionarios hacen asistencialismo? ¿O hay clientelismo “malo” y clientelismo “bueno”? Seamos coherentes.
🟥 Dante:
Nadie discute la necesidad. Pero justamente por eso no se la puede usar como rehén político. Hoy te doy un bolsón, mañana te pido el voto. Eso es extorsión disfrazada de solidaridad.
🟦 Martina:
¿Y qué hacés? ¿Dejás de dar el bolsón porque estás en campaña? A la señora que no tiene qué cocinar esta noche no le importa tu análisis político, necesita comer.
🟥 Dante:
Tener un sistema transparente de asistencia, sin nombres propios ni locales partidarios de por medio. Centros comunitarios con rendición de cuentas, sin punteros ni militantes decidiendo quién come y quién no.
🟦 Martina:
Totalmente de acuerdo. Pero mientras eso no pasa, la urgencia manda. Ojalá la política se ordenara desde arriba. Pero hoy, la contención barrial muchas veces la garantiza un concejal o un cura. Esa es la realidad.
🟥 Dante:
Cuando se usa comida para influir políticamente, es negro. No hay grises ahí.
🟦 Martina:
Para mí, esto está lleno de grises. No todos los que ayudan tienen una intención electoral. Y no todos los que denuncian, lo hacen por ética. A veces es estrategia, no moral.
¿Quién decide si algo es ayuda o clientelismo? ¿El que da, el que recibe… o el que lo mira desde afuera?
📢 Comentá abajo. Porque en tiempos donde todo se edita y se viraliza, pensar por cuenta propia es más revolucionario que nunca.
El debate no debería centrarse solo en si Bonnet es bueno o malo, sino en por qué llegamos a este punto. Por qué hay cientos de familias esperando un bolsón como si fuera un salvavidas. Por qué la dignidad depende de quién reparta la mercadería y no de un sistema justo y transparente.
La denuncia de Dante no es irrelevante, pero tampoco puede analizarse en el vacío. Si vamos a discutir sobre clientelismo, discutamos en serio. Con nombres, con pruebas y con propuestas.
Mientras tanto, el video seguirá circulando. Y la necesidad, también.
✍️ Martina Ríos,
desde la redacción de Ensobrados, donde no escribimos para caer bien, sino para que el lector piense por sí mismo.
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