El candidato y exconcejal Santana, que busca volver al Concejo Deliberante de La Costa, fue denunciado por violencia política. Se lo acusa de difundir fotos y datos personales de una vecina sin autorización y de usar medios locales para hostigarla. La denuncia incluye videos como prueba.
Un nuevo escándalo sacude a la política de La Costa: el exconcejal [NOMBRE COMPLETO SANTANA], que busca volver a ocupar una banca, fue denunciado por una vecina que asegura haber sido expuesta públicamente sin autorización y hostigada mediante acusaciones falsas en medios locales y redes sociales.
La víctima denunció que Santana difundió información personal y fotos privadas sin permiso, vinculándola directamente con causas judiciales ajenas a ella.
“Aunque mi nombre no haya sido mencionado explícitamente, se alude sin rodeos a mi vínculo directo con una persona denunciada. Eso es suficiente para identificarme. Me expone. Me pone en riesgo. Me deja a merced de quienes consumen esos discursos violentos y buscan culpables donde no los hay.”
La denuncia incluye videos que prueban la difusión indebida de datos personales y material privado:
Fotos no autorizadas usadas públicamente.
Referencia explícita a su vínculo familiar, como método de exposición.
Datos falsos sobre su supuesto puesto de trabajo y lugar de residencia.
Entrevistas de Santana en medios locales, donde repite las acusaciones falsas y difunde estos datos sin filtro.
La denunciante asegura que no es la primera vez que Santana actúa con violencia hacia mujeres.
“Existen antecedentes. Y en un país donde la violencia política crece día a día, me aterra pensar que alguien, influenciado por su retórica agresiva, decida atacarme.”
Estos dichos abren la puerta a investigar si el comportamiento de Santana forma parte de un patrón sistemático de hostigamiento político y de género.
La víctima insiste en que jamás autorizó el uso de sus fotos ni de su información personal, y responsabiliza directamente a Santana por su exposición y vulnerabilidad:
“Hoy temo por mi seguridad, por la de mi familia y por las consecuencias de una exposición que no busqué ni merecí.”
La Justicia debe actuar de oficio ante la difusión indebida de datos personales y posibles amenazas indirectas.
Los medios locales que replicaron las declaraciones de Santana tendrán que explicar por qué difundieron información sin chequear ni proteger la identidad de la víctima.
La política local tiene que pronunciarse: el silencio es complicidad.
Santana, que busca volver al Concejo Deliberante, usa su campaña para atacar y hostigar. Este tipo de comportamiento desnuda la degradación del debate político: en lugar de propuestas, hay aprietes mediáticos y violencia discursiva.
Mientras Santana sueña con volver al poder, los vecinos de La Costa ven cómo la política se convierte en un campo de hostigamiento personal. Cuando el insulto reemplaza a las ideas, la democracia se vuelve rehén de los violentos.