🌧️ Pisando barro en campaña: el ritual cíclico de la política costera

Por Dante Villegas y Martina Ríos — desde Ensobrados.com.ar

Campaña electoral en La Costa: barro, promesas y olvido

“Llueve en La Costa y de pronto aparecen candidatos con botas nuevas y sonrisas recicladas. Los mismos de siempre, en las mismas calles de siempre, diciendo lo mismo de siempre.”
— Dante Villegas

“La política es también símbolo. Y sí, que pisen barro tiene algo de gesto necesario, aunque se les note la impostura a kilómetros.”
— Martina Ríos

🎭 Escenario repetido: bienvenidos al show de la campaña

DANTE:
Otra vez es año electoral y, como cada dos años, el barro es trending topic en el Partido de La Costa. No el barro simbólico de la política sucia —ese no se va nunca—, sino el barro literal: el de las calles que se inundan con la primera tormenta y que los candidatos eligen como pasarela improvisada para mostrar “compromiso territorial”.

MARTINA:
La escena se repite con una precisión cinematográfica. En cuanto el SMN anuncia lluvias, los equipos de campaña activan el “modo poncho”: botitas de goma, un par de vecinos que reciben “por las dudas” alguna bolsita con mercadería, y muchas fotos. Sobre todo eso: muchas fotos.

📸 “¡Estamos con ustedes!”: la coreografía electoral

DANTE:
Te juro que si hago una galería con todas las fotos de candidatos pisando barro, puedo armar un archivo histórico del cinismo costero. Es un subgénero propio del marketing político. Los ves ahí, empapados, con cara de preocupación, hablando con vecinos que les piden cloacas, zanjeo, una salita médica. Y ellos asienten, prometen, se abrazan. Y después… el olvido.

MARTINA:
Coincido con que muchas veces es un show. Pero ojo: no todos van solo a caretear. Algunos concejales, aún sin ser del oficialismo, recorren los barrios incluso fuera de campaña. El problema es que el electorado no ve resultados estructurales. Y ahí sí: todos terminan pareciendo iguales. Porque las soluciones no llegan.

🧱 Barrios olvidados que reviven cada dos años

DANTE:
Hay calles en Nueva Atlantis, San Bernardo, Las Toninas o el fondo de Mar del Tuyú que solo existen en la agenda política cuando se acercan las urnas. El resto del tiempo, que se inunde o que no pase el colectivo parece no importarles.

MARTINA:
Esas zonas no votan distinto, pero están fuera del radar. La inversión en infraestructura llega solo si hay fondos provinciales o nacionales, y a veces ni así. La gestión municipal—cualquiera sea el signo político—siempre prioriza lo visible: la costanera, el centro, los accesos. Lo demás, bien gracias.

📋 Las promesas: copy-paste de cada campaña

DANTE:
¿Querés que te lea algunas frases que escuché esta semana en tres actos distintos?
— “Vamos a llevar soluciones reales a los barrios.”
— “Nuestro compromiso es con la gente, no con los intereses de siempre.”
— “Esta vez vamos a terminar con el abandono.”

¿Te suenan? Porque las dijeron todos: oficialistas, libertarios, peronistas disidentes y hasta el que se presenta como “la verdadera renovación”.

MARTINA:
Y todas son ciertas… hasta que ganan. Después entran en el loop de la excusa: que el presupuesto no alcanza, que el gobierno provincial no gira fondos, que hay que hacer un estudio de impacto hídrico, que el gobierno anterior dejó todo mal…

DANTE:
Y el barro sigue ahí, esperándolos.

🗳️ ¿Y la gente? Escucha, pero no olvida (del todo)

MARTINA:
Esta vez noté algo distinto. Hay bronca, pero también una especie de resignación. “Vienen, prometen, y después no vuelven”, me dijo una vecina de Villa Clelia. Lo saben, pero igual les abren la puerta. Porque en el fondo, por más hartazgo que haya, siempre existe la esperanza de que “esta vez sea distinto”.

DANTE:
Yo hablé con un comerciante de San Clemente que fue más crudo: “Estos vienen a sacarse la selfie y después ni te atienden el teléfono. Pero si no les das pelota, te cortan los programas sociales”. Esa es la trampa: la dependencia, el clientelismo sutil disfrazado de política pública.

🔄 Candidatos reciclados: nuevas caras, viejos nombres

MARTINA:
¿Y los candidatos? Más allá del barro literal, también hay barro simbólico. Ex concejales que ahora quieren ser intendentes, asesores que se presentan como renovadores, funcionarios que hace 10 años están y juran que “ahora sí tienen un plan”. El votante ve el catálogo y siente que todo ya lo probó.

DANTE:
Una feria americana de la política. Todo usado, todo con olor a naftalina. Y lo peor es que no hay mucha alternativa: los outsiders no tienen estructura, y cuando la consiguen, se terminan pareciendo a los de siempre.

🤔 ¿Qué hacemos con esto?

MARTINA:
Mi pregunta es: ¿cómo salimos de este círculo? ¿Cómo exigimos algo distinto sin caer en la antipolítica? Porque no se trata solo de indignarse, sino de organizarse. Exigir obras, seguimiento, auditoría ciudadana. No esperar al año electoral para que se acuerden del barrio.

DANTE:
Totalmente. Hay que hackear la campaña. Si el barro es el imán para los candidatos, que los vecinos aprovechen: filmen, documenten, pidan compromisos firmados, exijan fechas concretas. Que la selfie tenga costo político si después no cumplen.

🧠 Conclusión: el barro no miente, pero los candidatos sí

DANTE:
El barro no es solo barro. Es síntoma. De desidia, de oportunismo, de una democracia que se degrada cuando solo se activa cada dos años. Que los políticos vayan a pisarlo no es un gesto noble, es una obligación. Y si lo hacen para la foto, entonces que esa foto sea el acta de su futura rendición de cuentas.

MARTINA:
Y que también sea una invitación al vecino a no olvidar. Porque sin memoria, no hay ciudadanía. Y sin ciudadanía, el barro seguirá siendo el escenario de la próxima campaña.

Dante Villegas desde el fondo de un barrio costero donde el barro no es marketing, sino realidad.
Martina Ríos desde la redacción de Ensobrados, donde intentamos ver más allá de las botas embarradas.