Paso a paso para votar (y qué hacer si la máquina te quiere hacer trampa)
Este domingo, los porteños no tendrán papelitos, sobres ni cuartos oscuros. La Boleta Única Electrónica llega para “simplificar” el voto, pero en una ciudad donde el Metrobús se cae y las facturas de la luz llegan con números de lotería, ¿alguien realmente cree que esto va a salir bien?
“Es más transparente”, repiten como loritos los mismos que después no pueden explicar por qué desaparecen sobres o se traban las máquinas justo cuando más gente quiere votar.
El sistema parece fácil:
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Entregás el DNI (físico, nada de copias, porque en el siglo XXI todavía no confían en lo digital).
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Te dan una boleta en blanco (que parece ticket de supermercado).
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La metés en la máquina, tocás la pantalla como si fuera un celular viejo, y ¡magia! imprime tu voto.
Pero acá viene lo bueno:
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¿Qué pasa si la máquina “se equivoca” y vota por otro partido?
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¿Quién controla que no haya un “sobre técnico” guardado en el sistema? (Algo así como “el voto que nadie vio pero que aparece milagrosamente”).
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¿Y si el chip de la boleta falla? ¿Te quedás sin votar o te mandan a la fila de nuevo?
Mientras tanto, los candidatos son los de siempre:
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Oficialismo con caras conocidas y promesas recicladas.
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La oposición, dividida como siempre, con algunos nombres nuevos y otros que ya deberían jubilarse.
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Los outsiders, que juran que van a cambiar todo pero terminan siendo iguales.
¿El resultado? La misma película de siempre, pero con efectos especiales tecnológicos que nadie pidió.