Barrera recorrió la autovía 11: show de obra pública entre fotos y baches

DanteVilla GesellHace 4 días110 Vistas

El intendente Gustavo Barrera recorrió la autovía 11 en Villa Gesell y destacó el avance de una obra clave que aún no está finalizada. Entre agradecimientos a Kicillof y promesas para el turismo, la puesta en escena parece más un spot de campaña que una gestión terminada. Mientras tanto, los vecinos siguen lidiando con calles destruidas y accesos olvidados. ¿Obra pública o relato asfaltado?

Barrera recorrió la autovía 11: el show del asfalto y la campaña en piloto automático 🛣️

como si estuviera presentando su nueva serie en Netflix: hay foto, hay relato, hay promesas. Lo que todavía no hay del todo es la obra terminada. Pero no importa: en año electoral, el pavimento alcanza con que brille para la cámara.

Desde Villa Gesell hasta Mar Chiquita, la Provincia de Buenos Aires está ejecutando una obra que en los papeles mejorará la conectividad de la costa atlántica, agilizará el turismo y, de paso, le dará aire político a varios intendentes y funcionarios que necesitan cortar cintas como quien junta puntos para el álbum del 2025.

El intendente Gustavo Barrera fue uno de los primeros en salir a recorrer el avance. Chaleco reflectante, mirada al horizonte, frase de ocasión:

“Es una gran alegría ver cómo avanza esta obra. Agradecemos al gobernador Axel Kicillof por su compromiso con la realización de obras públicas tan necesarias como esta autovía”.

Y ahí está: la postal perfecta. Mientras tanto, los vecinos de Gesell esquivan pozos como si estuvieran jugando al Battle Royale, las calles internas siguen con tierra o parches mal hechos, y los accesos a barrios como Monte Rincón o La Carmencita siguen siendo un safari urbano.

La autovía: necesaria, pero no épica

Nadie discute la importancia de la obra. La duplicación de la calzada de la Ruta Provincial N°11, en un tramo de 72,4 kilómetros, es una infraestructura vital para una región turística que cada verano se vuelve un caos de tránsito, accidentes y embotellamientos.

Pero ojo: que sea necesaria no la convierte en épica, ni en un “logro de gestión”. Es como festejar que arreglaste el techo cuando llueve: lo que hiciste fue tu obligación. Y eso, en tiempos donde el marketing reemplazó al boletín oficial, parece haberse olvidado.

En el comunicado oficial se habla de “seguridad vial”, “crecimiento económico” y “desarrollo turístico”. Todo cierto, en potencial. Lo que no se dice es que la obra avanza a ritmo variable, con demoras acumuladas, y que el tramo completo aún está lejos de ser habilitado en su totalidad.

El eterno loop del corte de cinta

Lo que sí funciona a la perfección es el manual del corte de cinta: recorrido simbólico, agradecimientos múltiples, y una foto de dron que parece sacada de un catálogo sueco.
Pero cuando bajamos de la imagen aérea a la tierra, las realidades paralelas saltan a la vista. Mientras se promociona la autovía como un antes y un después, los accesos a localidades como Las Gaviotas, Mar Azul o Colonia Marina siguen pidiendo una obra que no llega hace años.

Lo que tampoco se aclara es cuánto costará el mantenimiento, si habrá iluminación en todo el trayecto o si se garantizará el acceso seguro a los barrios que atraviesa. El asfalto no lo cura todo, aunque en campaña sirva como placebo.

La política del brea y relato

Esta no es una crítica al pavimento: es una crítica al uso político del pavimento. A la política que inaugura lo que no termina, promete lo que ya debería estar hecho y vende como gestión lo que es apenas un parche tardío.

#VillaGesell, #BarreraIntendente, #Autovía11, #ObraPública, #TurismoCostaAtlántica, #MarChiquita, #KicillofGobernador, #Campaña2025: etiquetas que suenan en los hashtags, pero también en los despachos donde se mide cada obra con el termómetro electoral.

Epílogo con aroma a brea caliente

Al final del día, la autovía 11 es una obra necesaria, sí. Pero no nos comamos el cuento de que estamos ante una epopeya. Es una obra que viene a corregir años de abandono, de rutas saturadas y de desarrollo postergado. No hay épica: hay deuda acumulada.

Y mientras se sacan selfies en el kilómetro 35, las familias de Gesell siguen esperando que llegue el colectivo en una parada sin luz. La realidad, como el tránsito en temporada, avanza lento.

✍️ Dante Villegas
Desde la banquina, con la lapicera caliente y los botines llenos de barro.

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