La hermana de Lara Gutiérrez recibió un mensaje escalofriante: 'Vayan preparando el próximo velorio'. La impunidad narco, la complicidad política y una policía que mira para otro lado.
La hermana de Lara Gutiérrez, asesinada en el triple crimen de Florencio Varela, recibió un nuevo mensaje mafioso: “Vayan preparando el próximo velorio”. El texto llegó directo a su cuenta de Instagram, como si fuera un simple comentario más. La crueldad ya no necesita pasillos oscuros ni teléfonos públicos: se digitalizó.
En Argentina, el narcotráfico no sólo mata, también escribe, amenaza y manda recordatorios de muerte desde redes sociales. Y lo hace con una impunidad que estremece.
Agostina, la hermana de Lara, tiene apenas 20 años. Hace días que recibe amenazas desde que su hermana fue secuestrada, torturada y descuartizada junto a Brenda del Castillo y Morena Verdi.
El último mensaje, lapidario:
“Vayan preparando el próximo velorio”.
Pero no fue el único. Otro texto apareció en su cuenta de Instagram con un reclamo mafioso:
“Vamos por vos, devolvé la plata, 400.000 dólares. Devolvé lo que ya sabés sino te espera lo peor vigilanta”.
Sí, un reclamo de medio millón de dólares hecho en público. Como si fuera un pase de factura comercial.
El abogado de la familia, Alejandro Cipolla, no se anda con vueltas:
“Se manejan con un grado de impunidad y de poder que es atemorizante. Hay que preservar la integridad física de las familias y también la de los abogados. Yo creo que contra los letrados también va a haber represalias”.
Y agrega una frase que debería sacudir hasta al más distraído:
“Hay una organización muy poderosa, con vinculaciones políticas y con la policía. No creo que hayan podido manejarse de esta manera, tan impune por tanto tiempo, sin ser detectados”.
Traducción: el narco no actúa solo. Actúa con la cobertura de funcionarios, comisarios y quizás más arriba.
Durante años nos vendieron el cuento de que Argentina era apenas un país de tránsito. Una estación de servicio para la droga que iba a Europa.
Hoy la realidad es otra:
Se produce.
Se consume.
Se exporta.
La cocaína ya no sólo sale de Colombia, Perú o Bolivia. Acá se cocina, se corta, se distribuye y se manda al exterior. Y los puertos privados, con controles inexistentes, son la autopista perfecta.
El propio Cipolla lo dijo: “Argentina ya no es un país de tránsito; es de tránsito, de consumo y de exportación”.
Que una familia destruida por un crimen reciba amenazas es horroroso. Pero lo más inquietante es cómo se empieza a naturalizar.
Ya no sorprende que descuarticen a tres adolescentes, transmitan la barbarie en vivo y, días después, la hermana reciba un mensaje avisándole que ella puede ser la próxima.
Cuando el miedo deja de ser noticia y se convierte en paisaje cotidiano, el narco gana.
¿Cómo puede ser que estos mensajes circulen libremente por Instagram? ¿Que nadie trace la IP, que no haya un operativo urgente de seguridad para resguardar a la familia Gutiérrez?
La respuesta es simple y brutal: porque no quieren.
Porque hay policías que cobran peaje de las bandas.
Porque hay políticos que prefieren mirar para otro lado.
Porque hay fiscales que saben hasta dónde pueden investigar.
Mientras tanto, las familias quedan solas. Desprotegidas. Como siempre.
En medio del espanto, Agostina publicó una despedida a su hermana que destroza cualquier coraza:
“Me dejaste sola hermana, me vas a doler toda la vida. Volvé por favor, ya no podemos más”.
Un grito íntimo en redes sociales, mezclado entre las amenazas. El amor y el odio conviviendo en la misma aplicación.