El Congreso autorizó a la Justicia a allanar al diputado Espert, acusado de lavado. El liberal que prometía eliminar los privilegios hoy se esconde detrás de ellos.
La escena tiene más ironía que un sketch de Capusotto: los mismos que vinieron a dinamitar los privilegios votan para que la Justicia pueda allanar a uno de los suyos. La libertad avanza, pero con casco y abogado penalista.
La Cámara de Diputados autorizó al juez federal Lino Mirabelli a registrar y secuestrar los bienes del diputado José Luis Espert, acusado de lavado de dinero.
Sí, el mismo Espert que juraba que “los fueros son un privilegio medieval” y que los políticos deben rendir cuentas “como cualquier ciudadano”. Spoiler: hoy lo protege el mismo escudo institucional que decía querer derretir con soplete.
El pedido llegó desde el Juzgado Federal de San Isidro. Mirabelli solicitó permiso a la Cámara baja, presidida por Martín Menem, para proceder con los allanamientos.
El problema era técnico pero también simbólico: aunque Espert está de licencia, conserva sus fueros, ese blindaje que impide a la Justicia meterle mano sin aval político.
Y el Congreso, con 215 votos afirmativos, tres abstenciones y ningún valiente en contra, le dio luz verde al juez. Todos de acuerdo, pero con guantes de seda.
El caso estalló cuando se conocieron los vínculos de Espert con Alfredo “Fred” Machado, empresario detenido y pedido en extradición por Estados Unidos por narcotráfico, lavado de activos y fraude.
Primero Espert lo negó. Después lo relativizó. Finalmente, cuando ya no había forma de despegarse del barro, pidió licencia y bajó su candidatura por la provincia de Buenos Aires.
De la “moral liberal” a la moral en suspenso.
Durante años, Espert fue el sheriff verbal de la política argentina: gritaba “¡presos o pobres!” ante cada sospecha de corrupción ajena.
Ahora, su nombre figura en la causa por lavado de dinero, y el juez pide revisar sus bienes personales.
No es persecución, es justicia siguiendo los mismos protocolos que él exigía. Pero claro, cuando te toca a vos, los fueros dejan de ser “casta” y pasan a ser “garantía constitucional”.
El discurso meritocrático se hace añicos cuando la Justicia toca el timbre.
Mientras Milei intenta reformar el Código Penal y predica “tolerancia cero” contra los corruptos, su espacio político termina protagonizando una de las escenas más viejas del sistema: un diputado de la “nueva política” amparado por los mecanismos de la vieja.
El Congreso autorizó el procedimiento, sí. Pero no sin antes mostrar que el poder todavía se cuida a sí mismo, incluso cuando el que está en el banquillo se presenta como “libertario”.
Lo que empezó como una cruzada por la libertad terminó como una serie de Netflix de segunda temporada: los héroes ahora son sospechosos, los villanos se reciclan y la trama gira en círculos.
Espert, el economista que se jactaba de “no tener precio”, quedó atrapado entre el discurso y la realidad.
Y los fueros, esos que prometió eliminar, hoy son su mejor inversión a plazo fijo.
Dante Villegas, desde el Congreso, donde los fueros se cotizan mejor que el dólar blue un lunes a la mañana.