Un operativo en Chaco reveló brackets falsificados vendidos sin control. ANMAT los prohibió por ser un riesgo para la salud. Te contamos los detalles que no quieren que leas.
La ANMAT volvió a encender la alarma. No se trata de un medicamento vencido ni de una crema milagrosa de dudoso origen. Esta vez, el organismo prohibió un producto que cualquiera podría llevar directo a su boca: los brackets falsificados de la supuesta marca “HWorld Class Technology USA – 916.2152 – H4.022 U HKS 345 – 7×7 CA – Lot#MO098954”.
Sí, así de largo y rimbombante el nombre. Pero detrás de tanta sigla, lo que encontraron fue un fraude sanitario.
La Disposición 6989/25 se dictó después de una inspección en la ciudad de Resistencia, Chaco. El hallazgo ocurrió en el local IOCH de Pérez Carlos Daniel, ubicado en Ameghino 136.
El detalle: el comercio solo contaba con habilitación municipal. No tenía importador responsable, ni fecha de vigencia del producto, ni documentación de procedencia.
En otras palabras: vendían brackets como si fueran tornillos de ferretería.
La comparación con los brackets habilitados bajo el PM-1781-2 (del odontólogo autorizado Ricardo Miguel Bruno) fue contundente:
Base: el original tiene un punteado fino, el falsificado canales toscos.
Etiqueta: el falso trae la frase “Also Traded as Ortho Classic”, ausente en el producto auténtico.
Rotulado: diferencias notorias en diseño y detalles gráficos.
La ANMAT no dudó: estamos ante un producto médico falsificado. Y ojo: no es que te ponés uno y te da alergia. Estamos hablando de colocar en tu boca un metal de origen desconocido, sin saber si libera tóxicos, si se despega, o si puede provocar infecciones.
La ortodoncia en Argentina es un mercado millonario. Cada bracket, cada consulta, cada ajuste: todo suma. Y en ese contexto, la tentación de ahorrar unos pesos comprando “insumos paralelos” es grande.
El problema: que la salud se convierte en terreno fértil para los vivos de siempre. Hoy fueron brackets. Mañana, quién sabe: implantes, prótesis, marcapasos.
Lo más irónico es que la ANMAT ya había emitido alertas previas sobre este mismo tipo de falsificaciones. Pero las alertas no alcanzan cuando los controles en territorio son un chiste.
La pregunta que ningún funcionario quiere responder:
👉 ¿Cuántos consultorios odontológicos de todo el país están usando estos brackets sin saberlo (o sabiéndolo, pero haciéndose los distraídos)?
Porque el operativo se hizo en un local de Chaco. Pero los productos truchos no reconocen fronteras. Lo que hoy apareció en Resistencia, mañana puede estar en el sillón de tu dentista de confianza en Mar del Plata, Rosario o Capital.
Y cuando la salud entra en el mercado negro, la sonrisa te puede salir carísima.
Mientras la ANMAT corre detrás de cada caso puntual, los pacientes quedan a la intemperie. La boca se transformó en un campo de batalla: de un lado, las empresas habilitadas; del otro, falsificadores que venden chatarra disfrazada de insumo médico.
La medida de prohibición es un paso. Pero la realidad es más incómoda: el Estado llega tarde, y mientras tanto, tu dentista puede estar colocando brackets que nadie sabe de dónde salieron.