🚨 La Justicia frenó a Montenegro: patrulla municipal ilegal en Mar del Plata que perseguía a trapitos y personas sin techo.
El intendente Guillermo Montenegro acaba de recibir un cachetazo judicial que lo deja en ridículo. La Cámara de Apelaciones en lo Penal de Mar del Plata confirmó lo que ya había dicho el juez Juan Tapia: la patrulla municipal que perseguía trapitos y personas sin techo era ilegal. Sí, leíste bien. El “cuerpo especial” que Montenegro armó en 2020 para disfrazar su política de “orden” terminó siendo declarado lo que en los papeles siempre fue: un aparato de hostigamiento contra los más vulnerables.
La patrulla municipal, creada bajo su gestión y avalada por ordenanza, se dedicaba a perseguir trapitos y personas sin domicilio fijo. Les quitaban sus cosas, hasta documentos personales, con un despliegue de violencia verbal y física. O sea: un Estado municipal convertido en patota oficial.
Montenegro, el mismo que posa como referente libertario y vende la moto del “orden y la libertad”, terminó montando un mecanismo digno de las épocas más oscuras: perseguir a los que menos tienen para mostrarle al votante cheto de la Bristol que él sí “pone mano dura”.
La Comisión por la Memoria presentó un habeas corpus y el juez Tapia ya había ordenado al municipio frenar con el circo de los operativos. Montenegro apeló (porque claro, reconocer un error no es parte de su manual), pero la Cámara no solo le cerró la puerta: lo hizo con dureza, dejando en claro que su política era ilegal y violatoria de derechos humanos básicos.
Resultado: Montenegro quedó expuesto como lo que es. No un intendente preocupado por la seguridad real, sino un gestor del miedo, más preocupado en dar espectáculo para las tapas de los diarios que en resolver los problemas estructurales de Mar del Plata.
Mientras la inseguridad sigue siendo el tema que desvela a los vecinos, el intendente eligió armar un “grupo especial” para hostigar a trapitos y personas sin techo. ¿La policía bonaerense? ¿La justicia provincial? Bien, gracias. Lo suyo fue show, propaganda y hostigamiento al eslabón más débil de la sociedad.
Porque claro, es más fácil correr a un pibe con una frazada en la Plaza Colón que enfrentarse a las mafias que manejan la nocturnidad, la droga o la trata en Mar del Plata. Mano dura selectiva: a los pobres palo, a los poderosos alfombra roja.
Lo irónico es que Montenegro hoy pretende ser un referente del espacio libertario, ese que habla de “menos Estado”. Pero cuando le tocó gobernar, lo primero que hizo fue crear más Estado para perseguir a los que no tienen nada. Menos libertad para el trapito, más poder para la patrulla del intendente. Una ecuación de manual.
👉 En definitiva, el fallo de la Cámara no solo frena una política ilegal. También desnuda el verdadero rostro de Montenegro: el intendente que convirtió la pobreza en enemigo interno y la represión en plataforma electoral.