El robo comedor Por los Niños en Mar del Tuyú expuso una vez más la vulnerabilidad de quienes ayudan. No se llevaron nada, pero dejaron miedo y bronca.
El intento de robo en el comedor Por los Niños sacudió a la comunidad de Mar del Tuyú. Los delincuentes forzaron una reja pero escaparon al sonar la alarma. El hecho generó bronca y preocupación por el avance de la inseguridad en La Costa, especialmente en espacios de solidaridad.
Por Dante Villegas – Ensobrados.com.ar
En Mar del Tuyú, Partido de La Costa, la delincuencia volvió a mostrar su rostro más despiadado. Esta vez, el blanco no fue una casa lujosa, un comercio o un auto de alta gama. Fue un comedor. Una organización humilde, levantada a pulmón, que se sostiene con el esfuerzo de vecinas y vecinos que cocinan a diario para dar de comer a decenas de pibes que no tienen otra opción.
El hecho ocurrió en las últimas horas, cuando un grupo de delincuentes forzó una reja del comedor comunitario “Por los Niños”, con la intención clara de ingresar a robar. Aunque no llegaron a llevarse nada –porque se activó la alarma y huyeron antes de ser detectados–, el daño ya estaba hecho: destrozos, angustia, y sobre todo, la sensación de que ni la solidaridad está a salvo en la Argentina de hoy.
Lo que antes parecía impensado –robar en un comedor barrial– hoy es parte del paisaje cotidiano. “Nos da mucho dolor que sea en una institución que lo único que hace es ayudar al que menos tiene”, expresó una de las colaboradoras, visiblemente conmovida. Lo dijo con la voz quebrada, pero con dignidad. Porque lo que pasa en estos espacios no es caridad, es lucha: lucha contra el hambre, contra la exclusión y contra el olvido del Estado.
El comedor “Por los Niños” no es un invento nuevo ni una solución de emergencia. Funciona hace años en la zona sur de Mar del Tuyú, en un barrio donde las necesidades abundan y las respuestas escasean. Ahí se cocinan viandas con lo que se consigue: donaciones, rifas, changas, y a veces con lo que no se tiene. A diario se alimentan más de 60 chicos, además de madres solteras, jubilados y personas en situación de calle. Pero a pesar del esfuerzo, el lugar no cuenta con custodia, cámaras ni seguridad pública. Y los delincuentes lo saben.
En la madrugada, los malvivientes violentaron el acceso trasero. Rompieron una reja con herramientas, e intentaron acceder al depósito. Pero la alarma los sorprendió. Salieron corriendo y no lograron llevarse nada. O eso parece. Porque el verdadero robo no es el que termina con bienes materiales perdidos, sino el que deja a una comunidad con miedo, impotencia y la certeza de estar sola.
El video de seguridad, difundido por medios locales y redes sociales, muestra el momento exacto del intento de intrusión. Las imágenes ya circulan con fuerza bajo los hashtags #PorLosNiños #Inseguridad #LaCosta #Comedor. La reacción fue inmediata: bronca, solidaridad, y una pregunta que retumba con fuerza en la comunidad: ¿Qué tiene que pasar para que se tomen medidas?
Mientras tanto, la única respuesta concreta llegó de la propia comunidad. Vecinas y vecinos se acercaron al comedor al día siguiente para ayudar a reparar el daño, volver a limpiar y seguir cocinando como cada día. Nadie se detuvo a esperar un patrullero, ni una visita oficial. “Si nos quedamos llorando, los pibes no comen”, dijo otra de las mujeres que colabora desde hace años.
Y así es. En los barrios más olvidados, el compromiso social siempre llega antes que la política. Y en eso, el comedor “Por los Niños” es ejemplo. Pero también es símbolo de una decadencia más profunda: la de un sistema que permite que el crimen avance incluso sobre los espacios de contención social.
El intento de robo no fue un hecho aislado. En el último mes, se registraron al menos cuatro robos en instituciones comunitarias en distintas localidades del Partido de La Costa. La modalidad es casi siempre la misma: entran de noche, buscan alimentos, garrafas, herramientas. Lo que haya. Pero ahora el problema ya no es sólo económico: es simbólico. Porque si los delincuentes se sienten con derecho a meterse en un comedor barrial, es porque sienten que no hay consecuencias.
Y no las hay.
📢 Mientras la política discute “narrativas”, los barrios discuten cómo no ser saqueados.
📍 Mar del Tuyú no necesita promesas ni slogans: necesita presencia, seguridad y respeto por quienes dan todo sin pedir nada.