Otra vez postergan la paritaria estatal y el horno gremial ya está prendido
Mientras los sueldos se deshacen como manteca al sol, en La Plata siguen tocando la guitarrita de la “situación financiera delicada”. Por segunda semana consecutiva, el Gobierno de Axel Kicillof pateó la reunión paritaria con los gremios estatales y generó lo que ya no son dudas, sino directamente suspicacias organizadas.
El Ejecutivo bonaerense convocó a los sindicatos para el próximo miércoles, pero la jugada huele a algo más que demoras administrativas. En voz baja —y no tanto— los gremios ya deslizan que hay rosca política de por medio, especulación con los números de la inflación, o simple y llano cálculo electoralista. La plata no alcanza, pero el silencio tampoco.
Desde la Gobernación repiten el mantra: “las cuentas están complicadas”, “el ajuste nacional nos condiciona”, “estamos haciendo lo posible”. Pero abajo, en las escuelas, los hospitales y las oficinas públicas, los laburantes ya hicieron los cálculos y no cierran ni con fe y mate cocido.
El argumento del “estado financiero delicado” ya fue usado en la anterior postergación. En ese momento, hasta se tiró la carta de esperar el dato inflacionario como si fuera un oráculo. Pero mientras los números se demoran, los sueldos se pulverizan.
En los pasillos sindicales la bronca fermenta. Hay olor a trampa, a estrategia de desgaste, a “tirar de la cuerda hasta que reviente”. Y si no lo dicen con todas las letras es porque todavía hay margen para la diplomacia. Pero no por mucho tiempo.
“Nos están tomando el tiempo, no el pelo”, deslizó un dirigente de peso que ya tiene el chaleco puesto para salir a la calle si la cosa no cambia.
Kicillof se la juega con fuego. O aparece con una propuesta real, o lo van a ir a buscar con bombos, redoblantes y planillas en mano. Porque si no hay plata, que al menos haya respeto.
